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Los “puntos conflictivos” agrícolas convierten de manera cuantificable al aire del campo en aire de ciudad

Si alguna vez viajó a una gran granja de animales, es posible que haya olido el amoníaco.  El exceso de nitrógeno de las proteínas en la alimentación, el cual es más del necesario para producir carne, leche y huevos, termina en la orina y el estiércol, y se convierte en gas amoníaco, el cual sale de la granja y viaja a zonas cercanas.

Recientemente, un estudio holandés cuantificó los problemas asociados con el amoníaco concentrado de las granjas de ganado.  Durante un período de un año, se monitoreó la función pulmonar de las personas que viven en el sureste de Holanda. También se registró su proximidad a granjas de animales.  Se monitoreó a 2500 personas y se determinó que vivir a 1 km de 15 granjas o más resulta en una reducción de un 5 % de la función pulmonar.

Durante este período de un año, se registraron los niveles de amoníaco en el aire; a medida que los niveles de amoníaco aumentaban, la función pulmonar disminuía, y esto podría predecirse.  Cuando las concentraciones de amoníaco eran de 10 microgramos por metro cúbico, por ejemplo, la función pulmonar se reducía un 4 %.  Cuando las concentraciones de amoníaco eran inferiores, se determinaba que la función pulmonar era superior.

En resumen, los autores observaron que el amoníaco de las granjas de ganado está convirtiendo la experiencia fresca y saludable del aire de campo en “puntos conflictivos” agrícolas que, si se respiran, son tan riesgosos como el smog y la contaminación generada por el tráfico de las ciudades.

En blogs anteriores y actuales, hemos hablamos sobre los problemas asociados con la producción animal, como la tendencia a sobrecargar las fórmulas de proteínas y la desventajas de este enfoque, así como el desperdicio de nitrógeno y fósforo que escapan de la granja.

También hemos hablado sobre las posibles soluciones, como el uso de ingredientes más digeribles: harina de soja extruida y prensada mecánicamente.  Además, el uso de harina de soja con un mayor contenido de aceite residual, o de dietas completas con una mayor cantidad de energía derivada del aceite, resultará en una menor ingesta de piensos, una menor excreción de nitrógeno y un menor desperdicio en general.

Es más, estas soluciones ayudarán a reducir la cantidad de amoníaco derivado de estas operaciones con ganado.

Lo que quizá llama más la atención de este estudio holandés es que estableció una relación directa y cuantificable entre los niveles de amoníaco en el aire de las granjas de animales y la función pulmonar de las personas que viven en las cercanías.  Creo que este tipo de información se volverá cada vez más preponderante y, con el tiempo, lo requisitos para la mitigación del amoníaco pasarán a ser una parte normal de la producción animal.

Comuníquese con las personas que pueden ayudarlo a reducir de forma voluntaria los niveles de amoníaco con una o varias estrategias que funcionen para su operación.  No espere a verse obligado a hacerlo algún día; ser hoy un buen vecino proactivo dará buenos resultados más tarde para usted y la comunidad. Insta-Pro ofrece muchas soluciones que pueden ayudarlo en cualquier área de la producción, así como excelentes recursos como nutricionistas, ingenieros, I+D y técnicos de servicio. Comuníquese hoy mismo con alguno de nuestros expertos que se encuentre en su región, si desea obtener más información.

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