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Al exigirlas al máximo, las vacas lecheras modernas necesitan ingredientes de alta calidad

La tendencia de la industria láctea de ordeñar la mayor cantidad posible de leche de animales lecheros cada vez más grandes preocupa a algunos expertos en la industria, incluso a la Dr. Temple Grandin, reconocida mundialmente.

En un artículo reciente, ella describió a la situación del siguiente modo:

“Lo que han hecho es básicamente el equivalente a poner un auto en punto muerto y luego colocar un ladrillo en el acelerador hasta que explote”.

En los lugares en los que trabajé en el pasado, la frase “úsalas y déjalas” se usaba para describir a las grandes vacas lecheras; la vaca se usaba por dos ciclos de lactancia, aproximadamente, y luego se la dejaba para la venta, si es que aún podía usarse para el consumo y no era demasiado grande para entrar en el remolque.

Es entendible querer potenciar la eficiencia, teniendo en cuenta lo competitivo que es el mercado lácteo actual (escribí sobre las tendencias en el consumo de leche e historias sobre productores lácteos que perdían contratos lácteos); sin embargo, es importante considerar todas las opciones que usan los productores para contribuir con estas tendencias de la industria. Por ejemplo, en blogs anteriores se ha hablado sobre el uso de harinas de soja de mayor calidad, con proteínas by-pass de alta calidad, para respaldar la mayor lactancia en animales lecheros de alta producción, y también sobre cómo garantizar una energía adecuada para la lactancia.

Parte del trabajo reciente de la Universidad Estatal de Pensilvania destacó otro beneficio de la harina de soja extruida en seco/prensada mecánicamente: un mejor funcionamiento del rumen.  El ganado y todos los rumiantes están diseñados para comer pastos y forrajes.  El rumen es como una gran tina de fermentación microbiana que toma ingredientes de baja calidad, como el pasto, y con la ayuda de los microbios del rumen los transforma en nutrientes útiles.  Los nutricionistas lácteos intentan siempre reducir la cantidad de forrajes y aumentar los concentrados (granos y subproductos de los granos) para maximizar el rendimiento, pero estos animales no se diseñaron para funcionar de ese modo.

Los hallazgos de la investigación, los cuales son demasiados para discutir aquí en detalle, indicaron que, al simplemente elegir una harina de soja de mayor calidad, se mejoraron varios indicadores del funcionamiento del rumen y también se mejoró la producción de leche.  Todo lo demás se mantuvo igual, lo que significa que todos los beneficios se debieron al cambio en un ingrediente de la formulación.

Por lo tanto, al usar un solo ingrediente de mayor calidad —harina de soja extruida en seco/prensada— se puede lograr un mayor rendimiento por vaca y beneficiar el funcionamiento del rumen, el estado físico y la salud de estos animales más grandes.

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